Una persona me dijo una vez: “yo cuando tengo que hacer algo que
me da mucha pereza se lo prometo a un santo”.

En principio la frase no me sirvió, no veía como un santo me podía ayudar a
vencer la pereza de hacer algo de debía hacer pero que posponía eternamente.
Pero luego, encontré mi interpretación personal dejando a un lado santos y
promesas y me dije, cuando encuentres una razón adecuada para hacerlo, lo
harás, cuando de verdad te importe tanto como para solucionarlo, lo harás.
 
Y es cierto, al menos conmigo funciona así. Aunque también es cierto que a
veces, las cosas que importan en un momento, en otro ya no cuentan o van
bajando en tu lista de prioridades (prueba inequívoca de que no eran tan
importantes). Quizá sea bueno dejarlas un tiempo en la lista para descubrir si
de verdad tienen la importancia que les damos o no.

Limpiar tu espacio mental te libera

Lo que está claro es que si te importan, si te incomoda tenerlas en tu
carpeta de “pendiente” y si te molesta encontrártelas a cada paso hay
que decirse “nadie más las hará por mí”, y ponerse a ello.

Si fuésemos capaces de recrear la sensación tan placentera que
experimentamos al tachar tareas de una lista de “cosas por hacer”, venceríamos
la pereza de hacerlas con mucha menos dificultad de lo que creemos.

Es una sensación parecida a la que tienes cuando abres tu armario y mandas
ropa al contenedor, mandas envases o revistas a reciclar, regalas juguetes que ya no usas
y, en definitiva, sacas cosas de tu vida y te quedas con menos
“trastos”, limpias tu espacio.

Tachando tareas de tu lista de “pendiente” también limpias tu
espacio, tu espacio mental, porque te liberas de ese pensamiento de “tengo
mil cosas que hacer y no se de dónde voy a sacar el tiempo” y lo
sustituyes por una sensación de bienestar que algunos definen como
“la satisfacción del trabajo bien hecho”.

Esta angustia de tener cosas pendientes y esa satisfacción de haberlas
concluido son comunes para las cosas pequeñas, tangibles y para las cosas
importantes. La diferencia estriba en que cuanto más nos pese una tarea
pendiente mayor será la satisfacción al concluirla.

Y tú, ¿cómo enfrentas tus tareas pendientes?

error: ¡Contenido protegido!